martes, 17 de octubre de 2017

EL PAISAJE EN LA PINTURA POTOSINA




Cosa sabida que el color particular de Potosí  no es como lo pintan nuestros actuales pintores y en especial nuestros alumnos que estudian en la Carrera de Artes de la Universidad potosina, es un color que contrasta con lo áspero del ocre de sus paredes, lo aldeano de sus tejas, con Lo monótono hosco de un color frio, de todo lo solitario y especialmente lo melancólico y sombrío, en pocas palabras mucha tristeza en el color de la pintura potosina.

Pero no es culpa de nuestros pintores, esto ya lleva consigo desde la colonia, desde la conquista que más que conquista fue violación, matanza, desolación, abandono, ultraje, desorden, robo y todo lo que una conquista puede llevar consigo para que nuestros pintores potosinos tengan ese remordimiento de pintar el paisaje potosino, visto con los ojos rojos de una paleta en colores ocres y fríos.

El paisaje potosino no es todo eso, es un paisaje más alegre, más compenetrado con lo que uno ve, con lo que uno siente, un color rosa, violáceo cálido, o un verde más al amarillo. Es lo que trata de decir el maestro Alfredo Loayza, cuando pinta su cosmovisión del espacio paisajístico de Potosí, pero como nuestros pintores locales no leen, ni menos van a exposiciones, peor no se dan el lujo de ver el paisaje potosino como obra de arte y más es la observación de una paisajística compenetrado a lo banal, a lo que los ojos simplemente ven lo que ven, el ojo del artista no se habitúa al color real del paisaje artístico.

Por lo tanto, nuestros pintores que además de estar encerrados en un latifundio artístico colonial, viven sobre todas las cosas del color ocre, quizás por el color de la copajira, claro está que lo paisajístico es agrandar o proyectar la mirada como artista y no mimetizar el espacio, entonces se comprende que la sombra por más que sea oscura no es negra, es más bien de otro color.- N. Van J.


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